martes, 29 de noviembre de 2011

Atracción - Repulsión



Guido Mocafico, el autor de la imagen que ilustra este post, cuenta en National Geographic:
"La primera vez que fotografié una serpiente de cerca casi me desmayo. Siempre me parecieron terribles, pero también fascinantes, una atracción-repulsión que creo la mayoría de la gente experimenta cuando se encuentran animales hermosos que se deslizan por el suelo. Mi objetivo con esta serie [de fotografías] es explorar esta intersección de las emociones humanas"

Esa atracción-repulsión de la que habla es característica de muchos y memorables 'monstruos' creados por el cine. Me viene a la mente el Gollum del Señor de los Anillos, a la vez entrañable y repulsivo.

Como para todo hay expertos, busco un poco con Google y voy a parar al interesante blog 'Psicología y Cine', de donde extraigo esto:
"En 1970 el experto en robótica Masahiro Mori, partiendo de los estudios de Jentsch, acuñó el concepto del «Valle Inquietante». Ese valle no se refiere a un lugar geográfico sino al comportamiento de una gráfica que relaciona la semejanza entre el ser humano y su representación (de menos a más parecido) con la sensación de familiaridad que nos provoca, de atractivo a repulsivo. En el siguiente gráfico vemos la hipótesis de Mori y el valle del que habla"
"Mori hipotetiza que según la representación se va asemejando más al ser humano, aumenta más nuestra familiaridad con ella, pero al sobrepasar cierto límite, muy cercano al propio ser humano, la situación cambia radicalmente y, de forma paradójica, se produce un profundo rechazo.
Es lo que sucede con los cadáveres, los zombis de las películas, los maniquís, los robots humanoides… y los muñecos de cera y autómatas de los que hablaba Hoffmann. Ese exceso de proximidad, ese parecerse sin llegar a ser realmente, hacen que experimentemos una profunda repulsión ante esas representaciones"
Encuentro este fenómeno muy llamativo y le veo un marcado paralelismo con lo que ocurre entre los 'normales' y los 'locos'. Demasiado parecidos sin llegar a ser 'iguales'. A los que nos consideramos 'normales' nos gusta la espontaneidad pero nos aterra la impredictibilidad. Como describe Foucault, los locos se sitúan en una situación liminar:
"La navegación del loco es, a la vez, distribución rigurosa y tránsito absoluto. En cierto sentido, no hace más que desplegar, a lo largo de una geografía mitad real y mitad imaginaria, la situación liminar del loco en el horizonte del cuidado del hombre medieval, situación simbolizada y también realizada por el privilegio que se otorga al loco de estar encerrado en las puertas de la ciudad; su exclusión debe recluirlo; si no puede ni debe tener como prisión más que el mismo umbral, se le retiene en los lugares de paso. 
Es puesto en el interior del exterior, e inversamente. Posición altamente simbólica, que seguirá siendo suya hasta nuestros días, con sólo que admitamos que la fortaleza de antaño se ha convertido en el castillo de nuestra conciencia"
Me temo que, más urgente que estudiar las psicopatologías, es comprender la psiconormalidad.

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